Chadia tiene 15 años y unos preciosos ojos verdes que desde hace meses solo ven su madre y sus cuatro hermanos cuando conviven en la intimidad de su casa alquilada de 90 metros cuadrados en el barrio de Reina Regente en Melilla. La niña cubre su rostro con un burka negro y envuelve sus frágiles brazos en unos guantes azul oscuro que le llegan hasta el codo, unas prendas que antes no se habían visto en esta ciudad de 71.000 habitantes, de los que la mitad son musulmanes. Chadia ha abandonado sus clases en el instituto público de su barrio y perdido el curso de 3º de la ESO, pero asegura "ser feliz". "La mujer más feliz", afirma.
El secreto de Chadia, nombre supuesto para preservar su intimidad, duró varias semanas, las mismas que tardó el sistema escolar en alertar a la fiscalía de que una niña tranquila y aplicada llevaba días desaparecida de clase sin que sus padres dieran ninguna explicación. Nadie imaginó en el centro que una de sus alumnas vivía desde entonces encerrada en "la felicidad" de su burka, el mismo que visten la mayoría de las mujeres en Afganistán, a miles de kilómetros de distancia. Este es el primer caso de una niña española, nació en Melilla y es hija de padres españoles, que pretende asistir con burka al colegio, un centro con más de mil alumnos, en su gran mayoría musulmanes.
Yo no sería capaz de vivir con un burka, me sentiría apartado del mundo, un “bicho raro”. En mi opinión deberían estar prohibidos en todo el mundo sin importar las religiones. Es algo totalmente inhumano, además se podría pensar que lo usan como una forma de ocultarse o de conspiración.
Yo pienso que es una costumbre ya muy antigua para un mundo cada vez mas avanzado. Hay que dar nuevos pasos, todo el mundo debe tener unos derechos mínimos que te identifiquen como persona.
David Werner
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