Dos hombres de 39 años, cuñados entre sí, están acusados de un delito continuado de abusos sexuales al intercambiarse a sus respectivas hijas para abusar de ellas. Cuando ocurrieron los hechos, las niñas tenían tan sólo 6 y 7 años y sus familiares compartían el mismo domicilio. Las madres también han sido procesadas por conocer los agresiones y no impedirlas. Esto ocurrió en Sevilla en el año 2008.
Escuchar noticias como ésta siempre es duro, pero saber que los culpables eran sus propios familiares es peor aún, y mucho más cuando las madres daban su consentimiento. Para esas niñas tuvo que ser una situación terrible, no sólo porque estaban siendo abusadas sexualmente, sino porque se sentían totalmente desprotegidas. Su familia, que supuestamente es con la se deben sentir seguras, era la que estaba comtiendo el delito.
Otro hecho que me resulta incomprensible es que a las madres, que permiten que violen a sus hijas, sólo se les sanciona con 6 meses de cárcel por delito. Parece que falsificar un billete de 10€ está peor visto a los ojos de la ley que consentir el abuso de tus propios hijos.
Estos hombres se merecen los 10 años de cárcel a los que fueron condenados pero años en la cárcel nunca cambiarán las consecuencias psicológicas que un hecho como este ha causado en las niñas.
Blanca Gil
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